Reseña crítica por Sol Pellegrino
“Charly y la fábrica de chocolate” es una película infantil que sin embargo deleita a adolescentes y adultos. Creada por Tim Burton un director al que definitivamente le gusta inventar nuevos mundos; decimos esto ya que en la cinta se ve como la ficción cobra vida y atrapa de esta manera al espectador.
La película se centra en torno a una fábrica de chocolates a la cual cinco chicos tienen la oportunidad de concurrir y allí es donde el humor juega un papel importante. Logrado básicamente por los personajes y por las situaciones con las que se encuentran los mismos.
El personaje principal, dueño de la fábrica, interpretado por Jonny Deep en mi opinión un artista al que realmente vale la pena ver en accción, realiza el excelente papel de un hombre serio, frío, seco y muy correcto pero sin dejar de la lado su parte humorística. Respecto de los cinco niños nos encontramos con algunos estereotipos como el de la niña a la que le conceden todo lo que quiere, el niño obeso que no para de comer, el niño adicto a los videos juegos y el niño humilde y respetuoso, otro de los personajes principales. Por otra parte tenemos un personaje más extraño, el de la niña que masca chicle todo el tiempo y solo deja de hacerlo para las comidas que se lo coloca detrás de su oreja. Durante el desarrollo, el film también hace alarde a personajes exóticos como por ejemplo los “Oompa Loompas”, trabajadores de la fábrica que no llegan a ser más altos que la rodilla de un adulto, quienes cumplen un papel secundario pero muy entretenido.
El rol que cada uno de los actores desempeña a lo largo de la película refleja el sentido del humor y la comicidad.
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